Por qué Todos Habla sobre Como Se Creo La Iglesia Catolica

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Con todo, en el resto partes del Catecismo veremos aún otras verdades reveladas a la Iglesia. San Pablo apóstol, a quien Dios mostró en un rapto los recursos del cielo, afirma que ni ojo vio, ni oído oyó, ni al corazón humano se consigue, lo que el Señor tiene listo a los que le adoran.

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Argumentó convincentemente que la visión intelectual de estos hombres se prolongó hasta culminar en lo que sería a fines del siglo XIX la Escuela Austriaca de Economía, una importante escuela de pensamiento económico. Pero Woods mira que “la civilización occidental le debe a la Iglesia el sistema universitario, las proyectos de beneficencia, el derecho en todo el mundo, las ciencias y principios jurídicos fundamentales… La deuda de la civilización occidental con la Iglesia Católica es mucho mayor de lo que la mayoría de la gente cree -católicos incluidos-…. A lo largo del año del Gran Jubileo, Juan Pablo II hizo público un famoso “reconocimiento de culpa” o acto de contrición representando a toda la Iglesia Católica por los graves errores cometidos por sus fieles a lo largo de sus 2000 años de historia.

Famosa caricatura editorial de 1876 de Thomas Nast que exhibe a los obispos como cocodrilos atacando academias públicas, con la connivencia de políticos católicos irlandeses. Los católicos irlandeses desempeñaron un papel destacado en la configuración del movimiento obrero estadounidense. La mayoría de los católicos eran trabajadores urbanos no calificados o semi-calificados, y los irlandeses utilizaron su fuerte sentido de solidaridad para formar una base en sindicatos y en la política demócrata local. Para 1910, un tercio de los líderes del movimiento obrero eran católicos irlandeses, y los católicos alemanes asimismo participaron activamente. Ciertos obispos estadounidenses malinterpretaron In Supremo como condenando solo la trata de esclavos y no la esclavitud en sí. El obispo John England de Charleston de todos modos escribió múltiples cartas al Secretario de Estado del presidente Van Buren explicando que el Papa, en In Supremo, no condenó la esclavitud sino solo la trata de esclavos. Las posesiones francesas estaban bajo la autoridad de la diócesis de Quebec, bajo un arzobispo, escogido y respaldado por el rey.

Tomemos por ejemplo la de Juan X, un cura de Roma hijo de una monja y un sacerdote, que atrajo a Teodora, mujer del poderoso conde de Tusculum y amante del papa Sergio III, la cual consiguió para su nuevo y joven amante el arzobispado de Rávena, ciudad de la que Juan fue expulsado poco después como consecuencia de sus crímenes y escándalos. Por poner un ejemplo, los visigodos, el principal de los pueblos salvajes que invadieron los territorios imperiales de Hispania, eran cristianos –aunque herejes arrianos–, y el Estado que implantaron en el siglo VI fue una mezcla político-religiosa donde las autoridades eclesiásticas se apoyaban en el poder temporal y viceversa. Ese acompañamiento mutuo, que prácticamente nunca discurría por cauces de amor fraterno, sentó las bases de lo que llegaría a ser un conglomerado de intereses cuyo último eslabón eran las clases populares, de forma ciega sometidas a la autoridad del señor feudal, que era como decir el rey, y del obispo, que era como decir el papa. Pero la relación de fuerzas entre ambos poderes no era permanente, y de sus variantes dependía la vida cotidiana hasta en sus menores datos. A inicios del siglo XX, aproximadamente una sexta una parte de la población de los Estados Unidos era católica romana.

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En 1521, a través del liderazgo y la predicación del explorador portugués Fernando de Magallanes, los primeros católicos fueron bautizados en lo que se transformó en la primera nación cristiana en el sureste asiático, las Filipinas. Tiene por nombre Iglesia al grupo de leales unidos por exactamente exactamente la misma fe, y que festejan exactamente las mismas doctrinas religiosas. Podía el Señor, en ejercicio de su justicia, no perdonarnos ni la culpa ni la pena; pero se ha dignado en su misericordia, muriendo por el hombre, perdonar la culpa a quien lleve a cabo penitencia, y cambiar la pena eterna en temporal. Esta pena temporal adeudada, o por el penado mortal perdonado, o por los veniales, la tenemos que pagar, sea en esta vida, sea en la otra, satisfaciendo de este modo a la divina justicia; que justo es que exija el Señor le paguemos lo que tenemos la posibilidad de, cuando Él a costa de su Pasión y muerte nos pagó, lo que nosotros no podíamos. Habíamos, por tanto, de hacer esta petición, con profundo dolor de los pecados y propósito de no pecar, antes bien de hacer penitencia por nuestros errores y los ajenos. Solicitamos que ese reinado llegue a todos; que todos no solo honremos a Dios con la adoración y culto verdadero, sino que dejando el pecado, vivamos en gracia de Dios, perseveremos en ella hasta fallecer, y sigamos alabando a Dios en el cielo. Esta gracia se reservaba para en el momento en que el Hijo de Dios, hecho hombre, nos reconociese como hermanos, y nos mandase llamar a Dios con el nombre muy, muy dulce de Padre, con quien habláramos con reverencia, sí, pero asimismo con amor y seguridad.

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Tan sublime es esa Señora, que, después de Dios,-103- nadie tan excelente como su Madre, a quien las tres divinas Personas adoran más, y por lo mismo han favorecido más que a ninguna otra criatura. Iban ya una porción de años que los Apóstoles predicaban el Beato Evangelio, y existían en varias naciones iglesias de cristianos, cuando inspiró primero a san Mateo, y pasados años, consecutivamente a san Marcos, san Lucas y san Juan, que pusiesen por escrito muchas de esas mismas verdades. Considerablemente más verdades han quedado sin escribirse en esos libros divinos, según testimonia san Juan, postrero de los cuatro Evangelistas. Y si bien también a otros Apóstoles inspiró el Espíritu de Dios que escribiesen, y con sus libros se completa el Nuevo Testamento; pero exactamente los mismos Apóstoles repiten que lo no escrito se conservaba por tradición en la Iglesia. R.- Por su fundador Jesu-Cristo, su doctrina y Sacramentos, y por incontables hijos santurrones que siempre y en todo momento tiene. Desde Adán existió, existe y va a existir siempre y en todo momento la ley natural, llamada de esta forma, no porque el hombre la haya inventado, ni pues no se ordenase desde entonces a conducirnos a un fin sobrenatural cual es el cielo, sino más bien pues se funda en nuestra naturaleza, y en la revelación y gracia que el Criador otorgó al género humano en su mismo origen. De ahí que el apóstol san Pablo, inspirado de Dios, lanza anatema de condenación contra alguno, aunque podría haber sido él mismo o un ángel del cielo, que predicase otra religión de la que enseña la Iglesia católica16.

El Autor de la naturaleza lo es asimismo de la religión, y ha establecido entre ambas una correspondencia sapientísima. Como las ciencias y las artes, aunque haya libros, se aprenden con profesores, de esta manera ha amado sea con la religión. Y también eso ha preparado que la Sagrada Biblia no tenga estilo, lenguaje y procedimiento acomodados a la instrucción del vulgo. Los protestantes, no aceptando la infalibilidad del Papa, vienen a establecer una como infalibilidad en todos y cada lector de la Biblia; pero como la tal infalibilidad individual no la ha dado el Señor, sino que es un capricho del orgullo heretical, resulta que cada hereje, con la Biblia en la mano, se forja una religión a su gusto. En la vieja Ley la Sinagoga no era eficaz, pero el Señor proveía con revelaciones usuales y profetas santos. El Papa, por ser eficaz, no cambia de naturaleza, ni tampoco le revela Dios novedosas doctrinas; solo, sí, le asiste para que, en el momento en que enseña a la Iglesia universal, definiendo cosas de fe y prácticas, no pueda errar.

• Todos, buenos y malos, morimos, y todos tenemos que resucitar, a fin de que no sólo en el alma, sino más bien también en el cuerpo, recibamos premio o castigo, en tanto que del cuerpo se sirven los buenos para la virtud, y los malos para el vicio.
• De esta manera lo ha predeterminado la divina Providencia; nos concede las primeras gracias antes de pedírselas, pero desea que con esas gracias le pidamos otras; y esto todo el tiempo, como mendigos de Dios, reconociendo nuestra continua pobreza, y que de Dios esperamos, como de Padre nuestro que es, todos los recursos.
• “Cuanto era y cuanto valía Pi y Margall lo sabe todo el que ha leído historia moderna.

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