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El luto enteroduraba al menos un año, mientras que el medio luto era tan solo seis meses. El luto entero podía llevarse durante un año, pero el riguroso sería a lo largo del medio año inicial y el segundo semestre ya podía aliviarse a medio luto.
- El sueldo o ganancias de la avisadora no se encontraba estipulado ni tenía tarifa señalada, sino se dejaba a criterio de la familia.
- Con el objetivo preservar la conservación de los frescos, en 1929 la iglesia trasladó el culto a la ermita gemela construida al lado de ella, dejando el edificio original como museo.
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La cal viva es corrosiva y velozmente ayuda a la corrupción y se come la parte orgánica. Mete el ataúd en el nicho o lo baja a través de cuerdas, si es en tierra o en panteón, y a continuación tabica y sobre el tabique deja una cubierta de yeso blanco sobre el que graba el nombre del que allí ha sepultado, para entonces, en el momento en que la familia encargue la lápida, colocarla.
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En esos recipientes se cocían y pintaban las ropas, diluyendo en el agua polvos de tintura. Es de recordar que teñían sus ropas con la marca aún en el mercado tinte Iberia. Atendiendo al abuso que había en dichas villas de que las viudas u otras parientes del difunto acostumbran a traer por bastante tiempo los mantones tendidos, sólo se les deja a las estas viudas y no mucho más el que logren traer los mantos tendidos los nueve días primeros siguientes al entierro y no mucho más . Esta nomenclatura correspondía tanto al mismo tiempo como al color de las vestiduras.
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De esta manera se suceden las visitas durante todo el tiempo que está el cuerpo que se encuentra en la casa. De manera particular acompañan los familiares durante las horas de la noche en que se candela al difunto. Absolutamente nadie se acuesta pues sería visto como una desconsideración hacia la persona finada. La presión de la sociedad en estos ritos pesa bastante y no se impone la cordura sino la costumbre inveterada que durante siglos se ha venido realizando. Este tiempo nocturno solía ocuparse en el rezo continuo del beato rosario, viacrucis y estación mayor a Jesús sacramentado.
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Se rezaban los quince misterios de que se compone, los siete dolores y gozos de san José y las cinco llagas del Señor, finalizando con un padrenuestro por el padre o madre del difunto o familiar que últimamente haya fallecido. Siempre y en todo momento existió una caja muy pobre en el hospital de Jesús Nazareno, con la que se sepultaban la gente menesterosas allí acogidas o pobres de solemnidad. Era exactamente la misma caja, por el hecho de que se sacaba al difunto de ella y se enterraba de forma directa en la tierra. En Pedroche, hemos encontrado documentación por la que sabemos que, a inicios del siglo XIX, tenía la parroquia unas andas que cada entierro las arrendaba para llevar el ataúd, y daban tres reales, que ingresaban en las cuentas de factoría. Todo lo mencionado desapareció y el sacerdote se desplaza él solo a la vivienda del agonizante y allí le administra los santos sacramentos, sin más ni más presentes que la familia del enfermo. En pleno centro de La capital española encontramos una de las iglesias mucho más antiguas de la ciudad más importante, construida sobre los restos de lo que se estima que fue una ermita mozárabe, y entre las que mucho más historia y leyendas alberga entre sus muros.
Si en tu viaje a Novedosa York coincide que vas a estar en la localidad un domingo, una muy interesante opción es ayudar a una misa Gospel en ciertas iglesias baptistas de Harlem. El miedo a la muerte de su marido, Fernando VI, y a las posibles intromisiones de la madre de este, Isabel de Farnesio, llevaron a la reina Bárbara de Braganza a impulsar la construcción de un espacio que le serviría de retiro en el caso de quedar viuda. Empezaba de este modo la construcción del convento de la Visitación de Nuestra Señora, conocido también como convento de las Salesas Reales, conjunto arquitectónico en el que se integra esta parroquia, cuyos orígenes incluían también un colegio y un convento. La puesta en marcha de este complejo no escatimó en costos, recurriendo a los materiales más caros e incluyendo pinturas de los más famosos artistas de la época, lo que produjo las críticas de los madrileños, que solían tararear coplillas como “Bárbara reina. Pero en contra de sus previsiones, en 1758, poco tras la inauguración del edificio, la reina moría y era enterrada en el interior de la iglesia, cumpliendo su expresa voluntad. Allí puede visitarse su sepulcro, al lado del de Fernando VI, que moriría un año después que su esposa, pasando a formar parte de la corta lista de monarcas españoles enterrados fuera de El Escorial. El número 17 de la Enorme Vía aloja uno de las edificaciones mucho más llamativos y especiales de esta arteria madrileña, entre una iglesia y un edificio de casas.
Desde entonces desaparecieron en actos religiosos presidencias que antes eran frecuentes y comunes, porque frente al Señor todos los hombres son iguales y Él no acepta acepción de personas. Como Machado recoge, es regla que el potentado lleve más duelo detrás de su ataúd, y el pobre tenga pocos deudos y conocidos y vaya prácticamente solo. Siempre han existido personas en todos y cada ciudad que, con un gran sentido de solidaridad, acudían a todos los funerales, fueran de la categoría que fueren, con un ademán de acompañamiento al ser humano. Hubo un tiempo en que los cadáveres no entraban en el templo, por razones sanitarias expuestas en ley. Por los años cincuenta se derogó dicha ley y han comenzado los cadáveres a ser introducidos en los templos. Pero asimismo los hombres tienen predilección por algunos hábitos concretos de santos. De esta forma, por poner un ejemplo, el hábito de san Francisco por la enorme devoción que durante muchos años dejaron en nuestros pueblos los franciscanos .
