Neutral Informe Revela 5 problemas nuevos sobre Informacion Sobre La Iglesia Catolica

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Ni solo los que veneramos en los altares, -66- sino, cuantos están en felicidad y cuantos van al cielo, es por los méritos de Jesu-Cristo, y en el seno de su Iglesia, a que siquiera sea con el espíritu, pertenecen; como son los que de buena fe, o sea, creyendo estar en la verdad, guardan los Mandamientos en alguna secta. R.- Por su principal creador Jesu-Cristo, su doctrina y Sacramentos, y por innumerables hijos beatos que siempre y en todo momento tiene. La Iglesia, por medio de los Movimientos y Asociaciones laicales, se encuentra presente en multitud de ambientes (la familia, la educación, el trabajo, la economía, la política, la discapacidad, el ocio y el momento de libertad, los medios de comunicación, la caridad, el compromiso misionero, la sanidad…) y cubre los diversos ámbitos de edad de la población (pequeños, adolescentes, jóvenes y mayores). Nosotros no observamos al Ángel de nuestra guarda, pero sabemos que siempre y en todo momento está a nuestro lado, y que por su parte no nos abandonará hasta llevarnos consigo al cielo. Afirmarás que quien nos aborrece y daña, no merece perdón, y yo te respondo, que menos merecemos nosotros que Dios nos perdone.

La Iglesia Católica , de manera frecuente famosa como la Iglesia Católica Romana , es la iglesia cristiana mucho más grande , con aproximadamente 1.300 millones de católicos bautizados en el mundo entero . Como la institución en todo el mundo más antigua y mucho más grande de todo el mundo en funcionamiento continuo, ha desempeñado un papel destacado en la historia y el avance de la civilización occidental . La iglesia se compone de 24 iglesias particulares y prácticamente 3500 diócesis y eparquías en todo el mundo .

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Otra dio el mismo Dios, y fue la ley redactada, por el hecho de que la entregó escrita en parte a Moisés, y en parte se la dictó para que la escribiese. No se oponía a la natural, antes la incluía, explicaba y sancionaba, añadiendo otros muchos preceptos tocantes al culto de Dios y gobierno del pueblo hebreo. En esto añadido no deseó el Supremo Legislador obligar sino a los israelitas-60- o judíos, y solo hasta el momento en que, viniendo a salvarnos, pusiese otra ley más perfecta, que es la cristiana17. Por donde nuestra santa ley y Religión, en nada opuesta a la ley natural ni a la redactada, las completa y perfecciona, siendo en ese sentido tan antigua como el linaje humano. Nosotros no lo somos por el hecho de que nuestra naturaleza sea exactamente la misma que la de Dios, sino más bien por el hecho de que Dios nos dió un alma espiritual, imagen o destello de la naturaleza divina; y mucho más propiamente por adopción, en razón de la gracia, dones y virtudes que la acompañan; con que el justo se asemeja a Dios en la santidad de sus obras, y Jesu-Cristo lo reconoce por hermano y por co-heredero de su gloria.

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Y también eso ha dispuesto que la Sagrada Biblia no tenga estilo, lenguaje y procedimiento acomodados a la instrucción del vulgo. Los protestantes, no admitiendo la infalibilidad del Papa, vienen a entablar una como infalibilidad en cada lector de la Biblia; pero como la tal infalibilidad individual no la dió el Señor, sino es un capricho del orgullo heretical, resulta que cada hereje, con la Biblia en la mano, se forja una religión a su gusto. Merced a la infalibilidad del Papa, todos y cada uno de los católicos contamos la misma religión. En la antigua Ley la Sinagoga no era infalible, pero el Señor proveía con revelaciones frecuentes y profetas santurrones. Ahora, el mismo Jesu-Cristo completó, de una vez para siempre, la revelación católica, enseñándola a sus Apóstoles, y enviando luego su Espíritu divino, que a ellos y a sus sucesores la sugiriese interiormente; tal es así que, por los méritos y a ruegos de Cristo, concedió el Padre celestial a la Iglesia el don de la infalibilidad en provecho de todos y cada uno de los católicos. El Papa, por ser eficaz, no cambia de naturaleza, ni tampoco le revela Dios nuevas doctrinas; solo, sí, le asiste a fin de que, en el momento en que enseña a la Iglesia universal, definiendo cosas de fe y costumbres, no logre errar. Ciertos de esa verdad, creemos todos, indudablemente, que aquello que de esta forma enseña es doctrina de Cristo, y lo que condena es -71- opuesto a esa celestial doctrina; tanto, que quien no quiera condenarse, debe de tener lo que el Papa del modo dicho enseña, y rechazar lo que él rechaza.

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Pilato y los judíos, por temor a los romanos y al César, crucificaron a Cristo; pero no les salió bien, por el hecho de que los romanos destruyeron a Jerusalén, y Pilatos fue desterrado por el César a las Galias. Algo de este modo está acaeciendo entre nosotros, solo que los ejércitos romanos y el César con que el día de hoy castiga Dios a los pueblos, son la francmasonería y el judío, jefe supremo de la secta. Los usurpadores y los cómplices deben además de esto resarcir -73- los inmensos daños temporales que del robo se han seguido. La Iglesia va a poder perdonar éstos, pero Pío IX y León XIII han respondido y enseñado una y más ocasiones, que no está en su mano renunciar al poder temporal.

En ella está verdaderamente presente y actúa la Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica». Los libros piadosos, particularmente los devocionarios aprobados por la autoridad eclesiástica, esto es por el Ordinario, proponen a los fieles frases para todos los actos religiosos y demás situaciones de la vida; y sirven mucho para explayar el corazón en el acatamiento divino, hallando en ellas lo que o no nos ocurriría, o no sabríamos expresarlo. También mezclan la instrucción religiosa con los aprecios, y ayudan a meditar los divinos misterios. Todo lo que somos en el cuerpo y en el alma, y todo aquello de que podemos contar con o utilizar, son dádivas que Dios Nuestro Señor nos concede para que negociemos el cielo, y de que le hemos de ofrecer por fin angosta cuenta. También en la vieja ley Dios era el Padre de los hombres, primordialmente de los judíos; pero como no abundaba tanto la gracia, utilizaba mucho más la autoridad severa de Señor, que la amorosa de Padre; y aun su mismo pueblo escogido, apenas osaba pronunciar el nombre sagrado de Jehová, ni trataba con Dios familiarmente. De esta manera lo ha establecido la divina Providencia; nos concede las primeras gracias antes de pedírselas, pero desea que con esas gracias le pidamos otras; y esto regularmente, como mendigos de Dios, reconociendo nuestra continua miseria, y que de Dios aguardamos, como de Padre nuestro que es, todos los recursos. No hay santo que no se haya dado a extendida, fervorosa y constante oración, y en ella negociaban con Dios sus cosas.

Esta respuesta no requiere aclararse, y por ella se-90- ve qué necio es el lenguaje de los impíos. Aparte de que Dios nos ha dado lo mismo el cuerpo que el alma, por donde con cuerpo y alma le debemos reverenciar. R.- Para nada; nosotros necesitamos de Dios para todo, y Dios quiere que le honremos con alma y cuerpo. R.- Privación para siempre de la visión de Dios, y además tormentos espantosos en alma y cuerpo. Desdichados los descreídos, no sólo porque ofenden a Dios, y no tienen la posibilidad de esperar sino castigo; pero hasta porque se empequeñecen, aíslan y desesperan, rechazando el socorro del cielo en casos a que ninguno otro consigue, y renunciando al consuelo de beneficiar a los finados. De los que mueren en gracia unos van al purgatorio, otros están en el cielo; y si bien todos pertenecen a exactamente la misma Iglesia de Cristo, con todo, según su diverso estado, recibe ésta calificativo diverso; al modo que decimos tropa viva, en campaña o reserva, y toda compone el ejército de una misma nación.

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• La vida del alma, que todos hemos de sustentar so pena de perderla, y con ella el objetivo a fin de que estamos en el mundo, es la sobrehumano; y para ella solicitamos a Dios, en el Padre nuestro, el pan o sustento sobrenatural.

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