Guia para tontos sobre Como Se Creo La Iglesia

como se creo la iglesia

Pero entre los santos relucen innumerables ministros del altar, obispos, papas; y si los malos hacen profesión de divulgar cualquier caída del sacerdote, y de asistir, a falta de hechos ciertos, a la calumnia, eso mismo prueba que el estado eclesiástico por norma general es virtuoso. En una sección van a ser más los buenos, en otra quizá los malos; pero en nadie con más entereza reprende la Iglesia el vicio, como en sus ministros, lo que prueba que es santa, y que regularmente trabaja por llevar a cabo santurrones a sus hijos. Los beatos del cielo, mientras que vivieron en este planeta, se humillaron y sacrificaron por dar gloria y contento a Dios; de ahí que el Señor, cumpliendo su promesa, los ensalza en este momento en la vida bienaventurada, y aun en la tierra, con una honra, amor y veneración, cuales ningún emperador ni sabio conquistador de todo el mundo logra.

Solicitamos que ese reinado llegue a todos; que todos no solo honremos a Dios con la adoración y culto verdadero, sino que dejando el pecado, vivamos en felicidad de Dios, perseveremos en ella hasta morir, y sigamos alabando a Dios en el cielo. Es el Padre nuestro, con las menos expresiones posibles y las más visibles, una fórmula o pauta simple de aprenderse hasta por los pequeños y los rudos; y por otro lado, el desconcierto de los sabios, por lo completa, ordenada, sublime y en todo cabal y impecable. Bien afirmáis que a esos doctores toca ofrecer por riguroso noticia de la fe, y contestar a los herejes y también impíos, con mucho más razón que para curarse se asiste al médico, y para pleitear al letrado. Con todo, en las demás partes del Catecismo veremos aún otras verdades reveladas a la Iglesia. R.- El día del juicio universal juntará Dios el alma de cada cual al cuerpo que tuvo, volviéndonos a la vida. Es de entender que las proyectos buenas de los justos, avaloradas con los méritos de Cristo, son a la par meritorias, propiciatorias, impetratorias y satisfactorias. En relación meritorias, son tan personales que no tienen la posibilidad de cederse a absolutamente nadie; pero en lopropiciatorio o impetratorio, entran a la parte hasta los pésimos.

La Iglesia

Cuanto pidiereis en la oración, se les va a dar; pero habéis de soliciar a nombre mío, esto es, cosas que me agraden a mí, alegando mis méritos; no los propios, como el soberbio fariseo. Orando de este modo, observamos que los buenos cristianos consiguen muchas gracias de Dios, por lo cual hasta los pésimos en sus aprietos acuden por oraciones a los que tienen por varones de Dios y ánimas muy santas. Asimismo, especialmente si le solicitan la propia conversión, y hacen sacrificios y no cejan hasta conseguirla. En la oración hablamos con el Rey del cielo con el fin primordial de alabarle, poderle ser útil e ir al cielo. A Dios y al cielo tenemos que regentar entonces nuestros pensamientos y aprecios, orando de lo íntimo de nuestro corazón y no solo con los labios, y intentando espantar de nosotros cuanto nos distraiga.

Los usurpadores y los cómplices deben además resarcir -73- los inmensos daños temporales que del hurto se han seguido. La Iglesia va a poder perdonar estos, pero Pío IX y León XIII han contestado y enseñado una y mucho más ocasiones, que no está en su mano renunciar al poder temporal. R.- Sí, padre; y sus virtudes y milagros prueban que nuestra religión viene del cielo. R.- Satanás a través de algún heresiarca o falso profeta, para mentir y perder a los hombres. R.- Pues creo que la Iglesia católica es obra de Dios, y tengo la doctrina que ella enseña, y rechazo lo que ella repudia. Apreciado lector, nos es grato sugerir y sugerir leer nuestro artículo que refiere sobre la piedra angular y va a poder entender mucho más sobre este tema.

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• Por las frases del santo mandaba Dios mayores gracias al negro; pero como el perverso resistía a ellas, y el Señor no fuerza a absolutamente nadie, por eso no tuvo efecto la conversión, hasta que al fin se rindió el pecador a la felicidad.
• Por otro lado, ¿cómo han de ser de Dios y por lo mismo verdaderas y santas dos religiones e iglesias, de las que una piensa que Jesu-Cristo es Dios y la otra le mira como puro hombre; una le adora que se encuentra en la Hostia consagrada, y la otra lo niega y desprecia; una predica la confesión sacramental, como necesaria para no condenarse, y otra rechaza esa necesidad?

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Tenemos la posibilidad de decir con san Alfonso María de Ligorio, que la primera gracia otorgada a la Virgen sin mancilla fue mayor que cuanta felicidad ha distribuido y distribuirá Dios entre todos los ángeles y beatos; felicidad que la Señora duplicó a cada momento con su impecable cooperación, logrando una santidad sin igual y solo inferior a la del mismo Dios, como enseña el papa Pío IX. La vida del alma, que todos debemos sostener so pena de perderla, y con ella el fin a fin de que nos encontramos en el planeta, es la sobrenatural; y para ella solicitamos a Dios, en el Padre nuestro, el pan o sustento sobrehumano. El pan material y el espiritual quiere nuestro Padre que le pidamos cada día, y que de tal forma nos le procuremos con nuestra industria y trabajo, que pongamos nuestra seguridad en el cariño que nos tiene. Dios mira por sus hijos, y condena la avaricia y congojoso miedo de que nos falte, y el desatender los deberes religiosos por allegar bienes materiales.

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Que la Iglesia de Cristo debe venir de los Apóstoles, no requiere de explicación, y que sólo la Iglesia, cuya Cabeza es el Papa, sea apostólica, puede probarse con la historia en la mano; y hay libros, antiguos y recientes, escritos de forma exclusiva para poner en claro este suceso. Tertuliano y san Ireneo, san Agustín y el Lirinense, provocaron a los antiguos herejes a que probasen su origen apostólico. Exactamente los mismos nombres de las sectas les hacen traición; arrianos se llamaron los que tuvieron a Arrio por primer maestro, y así los nestorianos, pelagianos y otros, y en estos últimos siglos los luteranos, calvinistas, jansenistas, volterianos. No son, a propósito, esos heresiarcas sucesores de los Apóstoles y continuadores de la doctrina apostólica, sino más bien católicos renegados que un día empezaron a propagar un dogma contrario al viejo, por lo que, apurados sin éxito otros elementos, los declaró herejes y arrojó de su comunión el Papa, y con él los católicos de todas y cada una de las naciones. San Alfonso María de Ligorio escribió el pasado siglo una breve historia de todas las herejías, que en sustancia es la que terminamos de señalar. Nada más justo como que la criatura espiritual someta en su libre voluntad a la del Señor, que para eso se la dio; cumpliendo lo que Dios nos manda, es como se vive en su felicidad, y como se le tiene por Rey. Los ángeles y los santurrones del cielo no se apartan ni un ápice de la intención santísima del Señor, con tan especial independencia, que no tienen la posibilidad de ejercitarla sino más bien en lo bueno; pero en la tierra solo María Santísima, entre las puras criaturas, llegó a tanta santidad.

Allí son todos puros como ángeles; ni precisan alimento ni sueño, y los que más en este mundo se sacrifican por amor de Cristo, reciben mayor premio en sus potencias y sentidos, y los mártires, vírgenes y sagrados doctores-81- gozan de particulares prerrogativas, y brillan con singular aureola. Todos, buenos y malos, morimos, y todos hemos de resucitar, para que no solo en el alma, sino más bien asimismo en el cuerpo, recibamos premio o castigo, en tanto que del cuerpo se sirven los buenos para la virtud, y los pésimos para el vicio. No va a haber en la resurrección ciegos, mancos o contrahechos, por el hecho de que en aquella obra de Dios no interviene la naturaleza de donde proceden semejantes defectos.

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