informacion sobre la iglesia catolica
Cuarenta seguidos rogó san Pedro Claver por la conversión de un negro, y por fin la logró. Por las frases del santo enviaba Dios mayores gracias al negro; pero como el perverso resistía a ellas, y el Señor no fuerza a nadie, por eso no tuvo efecto la conversión, hasta que al fin se rindió el pecador a la gracia. Si el santo hubiera cesado de rogar, el negro no hubiera recibido tales gracias, o hubiese muerto desdichadamente antes de aquel tiempo. En otras ocasiones es tal la gracia que demandamos y nosotros-89- o los demás la disponemos tan desmerecida, que es preciso juntar a la oración las penitencias, ayunos y dádivas, con que exactamente la misma oración es mucho más humilde, confiada y fervorosa. Vese por todo lo dicho, cuánto importa conservar hasta la desaparición la costumbre cristiana que aprendimos de nuestras madres, rezando devotamente todas las mañanas y todas las noches. La historia y el derecho demuestran que no hay soberano, ni particular ninguno, que tenga lo suyo con legitimidad mucho más clara y más antigua, que el Papa los estados de la Iglesia.
El adorarle vejando nuestro espíritu frente a la Majestad divina, y abajándolo hasta el polvo de la tierra, se utiliza para alzar el corazón hacia el cielo, y es la reverencia y saludo con que nos ponemos en la existencia de Dios, persignándonos y santiguándonos en seguida devotamente. De este modo, en atención a los buenos, Dios suspende los castigos, y derrama gracias sobre los pecadores. Hasta en la vieja Ley, en que no era tan colmada esta comunicación de los santurrones, sabemos que Dios no hubiera -75- consumido en las llamas a Sodoma, si en ella hubiese hallado diez justos.
Retrato De Familia
Por medio de ella, de sus sacerdotes, predicación y Sacramentos, logra que le entreguemos nuestro corazón, donde reina ahora por la gracia y virtudes, para reinar después, con más perfección y para siempre, en la gloria. Una perfección similar dió Dios a nuestra alma; ya que como enseña la sana filosofía, se halla toda en todo el cuerpo y en todas y cada una de sus partes, dando vida, asistiendo a sus actos y ejerciendo su influjo. El llevar a cabo respetuosamente y bien formada la señal de la cruz, el plegar hasta el suelo la rodilla ante el altar del Sacramento, el mantenerse en posición humilde y pronunciar bien las oraciones, es muestra natural de devoción interior, y al mismo tiempo la fomenta. En libros enteros enseñó Dios a los judíos las liturgias del culto, y en la ley cristiana exactamente el mismo divino Maestro enseñó con el ejemplo y de palabra a los Apóstoles, no solo las expresiones de la oración, sino más bien el modo perfecto de orar y de celebrar los divinos Misterios. Pide un niño a la madre el cuchillo, y no se lo da, sino que ella le parte el pan; ya que de esta manera Dios, si ve que le solicitamos lo que será malo o arriesgado, nos ofrece otra cosa mejor. Pide uno buen éxito en un negocio, creyendo que le resulta conveniente, y ve Dios que si aquel es rico, va a ser avaro; si consigue aquella colocación, soberbio; si se enlaza con tal persona, que le sobrevendrán mil desgracias; de ahí que, atendiendo a los ruegos, le niega misericordiosamente lo que sería un castigo concedérselo. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob es el mismo Dios nuestro, el único verdadero, y la fe de Abraham es la nuestra; Abraham creyó en el Criador que encarnaría para redimirnos, y nosotros en ese mismo Señor que hecho hombre nos redimió, y es Nuestro Señor Jesu-Cristo.
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El Mensaje Del Papa Francisco A Los Lasallistas, En 12 Oraciones
R.- Sí; mas a Dios pido a través de los santurrones, y a ellos para que sean mediadores. ¡Qué poco reflexionan los cristianos que solamente acuden a Dios, sino más bien cuando les envía algún revés de fortuna, o enferman ellos o un integrante de la familia, y luego se quejan si no van de aquel aprieto! Como nuestro Señor Jesu-Cristo inculcaba tanto que se orase, un día sus discípulos le suplicaron les enseñase a orar.
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Aquel despojo es un robo; y como esos estados fueron dados por sus dueños al Papa, precisamente como a Papa y en beneficio de la Iglesia, por eso son bienes sagrados, y su despojo un hurto sacrílego. El Autor de la naturaleza lo es también de la religión, y ha establecido entre las dos una correo sapientísima. Como las ciencias y las artes, si bien haya libros, se aprenden con maestros, de esta forma ha querido sea con la religión.
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Como a ti se te manda perdonar, así se manda que te disculpen en el momento en que ofendes a otro; y cada cual va a dar cuenta, no de si el otro le disculpa, sino de si él perdona; y Dios castigará o premiará a ti o al otro, según lo que cada uno de ellos se merezca. Dios es el Rey de cielos y tierra, Señor y Dueño de todo el Cosmos, pero más propiamente es el Rey de-95- los seres espirituales, capaces de conocerle, quererle y obedecer libremente a sus leyes. Ese reinado lo ejerce eminentemente en nuestras almas, y para ello ha fundado la Iglesia católica. Esta felicidad se reservaba para cuando el Hijo de Dios, hecho hombre, nos reconociera como hermanos, y nos mandase llamar a Dios con el nombre dulcísimo de Padre, con quien habláramos con reverencia, sí, pero asimismo con amor y confianza. Entonces Jesu-Cristo compuso, y les ordenó que rezasen el Padre nuestro, que por eso lleva por nombre asimismo oración dominical, esto es, oración del Señor, y es la primordial que empleamos los cristianos. Tenemos que saberla y decirla literalmente, pero eso no quita que hagamos oración con otras palabras, si bien al Padre nuestro se reducen, como a un resumen divino, cuantas oraciones dirige la Santa Iglesia a Dios Nuestro Señor. A la iglesia es un deber acudir los días festivos, y muy bueno y edificante hacerlo todos los días.
Solicitamos que nos envíe ministros sagrados, que nos repartan el pan de los Sacramentos y de la palabra divina; asimismo que realice fértiles nuestros campos y conceda lo demás que nos convenga para vivir, y usar la vida en servirle. Al fin, dirigiendo nuestro afecto y deseo al cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesu-Cristo, verdadero pan de vida, tenemos la posibilidad de con esta solicitud realizar una fervorosa comunión espiritual.
